¿Neuronas que nos hacen valientes?

Son solo unas cuantas neuronas, apiñadas en una zona minúscula del cerebro, pero su activación Puede tener unos efectos cruciales en la vida de un individuo: le hacen tomar una decisión arriesgada, y basta bajarles el volumen con un pequeño truco para convertir a su portador en un perfecto cobarde. 


La investigación está hecha en ratas, por fortuna, pero los humanos tenemos una estructura muy similar. Por lo que respecta al riesgo, y a la falta de él, no suele haber gran diferencia entre tener dos patas o cuatro.



La mayor parte de las personas tienen aversión al riesgo. Prefieren un sueldo fijo a un emolumento incierto, incluso si el segundo supone mayores ingresos a la larga. También prefieren no tirarse en paracaídas si pueden evitarlo, renunciando de mil amores a la seducción romántica del vértigo y la adrenalina. Y no experimentar con situaciones, posturas o sustancias que carezcan de las debidas garantías. Somos una especie de cobardes, o al menos eso pensará la minoría que se alimenta del riesgo. Los determinantes genéticos del riesgo están bastante bien descritos.

Tiene sentido que adoptar riesgos, o no hacerlo, se localice en esa trampa darwiniana que llevamos puesta de serie en el cerebro. Pensadlo mientras hacéis los deberes para casa.

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