Cuando las dificultades te agobien

Permíteme orar, 
no para obtener protección contra los peligros, 
sino para afrontarlos sin temor.





Permíteme pedir, 
no alivio a mi dolor 
sino el valor de superarlo.

Permíteme buscar 
en el campo de batalla de la vida, 
no aliados, sino propia fortaleza.



Permíteme no suplicar, 
temeroso, por mi salvación, 
pero sí tener paciencia 
para conseguir mi libertad.

Concédeme que no sea un cobarde,
sentir tu misericordia en mi triunfo, solamente; 
pero deja que, en mi fracaso, 
encuentre el apretón de tu mano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario